En el mundo hay más de un billón de ciclistas, según la ONU. Como ejemplos de una cultura urbana ciclística destacan las ciudades de Ámsterdam, Shanghai y Portland.
Ese maravilloso invento producto de la creatividad humana que es la bicicleta, nace a mediados del siglo XIX.
El primer modelo fue alemán, estaba hecho de madera y para ponerla en marcha había que empujarse con los pies, tal como aprenden algunos niños ahora.
En 1861, un herrero francés, Ernest Michaux, tuvo la idea de colocar pedales delanteros y así, sentó las bases para crear la bicicleta moderna.
La Asamblea de Naciones Unidas oficializó el 3 de junio de 2018 como el Día Internacional de la Bicicleta.
Hasta entonces, se celebraba el 19 de abril, debido a que en 1985 Thomas Roberts, profesor universitario de Illinois, celebró con sus estudiantes el día de la bicicleta.
Conmemorado un espirituoso viaje que, un 19 de abril de 1943, el químico suizo Albert Hofmann realizó en bicicleta comprobando los efectos del LSD.
Más allá de esta anecdótica historia que podría explicar el cambio de día, el objetivo de dedicarle un día es impulsarla como una solución a los grandes desafíos mundiales como la contaminación y el cambio climático, además de la congestión vehicular.
Hoy, ante la pandemia que enfrenta el mundo por el Covid-19, la OMS recomienda el uso de la bicicleta, considerándose un servicio esencial de bien público que contribuye a preservar la salud y a mantener la distancia física.
En América latina, la bicicleta ha sido un medio de transporte tradicional en zonas rurales y ha tenido un uso menos intensivo en las ciudades que, durante mucho tiempo, han sido más pensadas para el automóvil que para las personas.
No obstante la ciudadanía ha visto en la bicicleta una vía estratégica.
- La bicicleta es un medio de transporte sostenible, sencillo, asequible, fiable, limpio y ecológico que contribuye a la gestión ambiental y beneficia la salud.
- La bici puede servir como instrumento para el desarrollo, no solo como medio de transporte, sino también al facilitar el acceso a la educación, la atención de la salud y el deporte.
- La relación entre la bicicleta y su usuario fomenta la creatividad y la participación social; asimismo, permite al ciclista conocer de primera mano el entorno local.
- Es un símbolo del transporte sostenible y transmite un mensaje positivo para fomentar el consumo y la producción sostenibles; además, repercute beneficiosamente en el clima.
Si bien la bicicleta no ha sido la solución elegida para apuntalar las dificultades del transporte urbano, su uso crece exponencialmente en la ciudad y hoy en día forma parte de nuestra cotidianeidad.
El aumento de viajes en bicicletas y de organizaciones vinculadas con las experiencias del ciclismo urbano y la ciudad, ha logrado influir en la construcción de políticas públicas con manifestaciones, modos y formas propias del “ethos” latinoamericano.
La “bicianimita” se construyó, inicialmente, como un símbolo de protesta por la falta de justicia de los ciclistas atropellados.
La agrupación “ciclista con alas”, conformada por familiares que perdieron un ser querido, comenzó a instalarlas para recordar la muerte y conmemorar un pedaleo que involuntariamente terminó en la tierra para subir hasta el cielo.
La bicicleta es un símbolo mundial y en su día internacional celebramos la creatividad humana.
Como señalara Albert Einstein, la vida es como pedalear una bicicleta porque para conservar el equilibrio debes mantenerte en movimiento.
Fuente: EL MOSTRADOR