Alexei Navalny, opositor ruso, reapareció en los medios después de finalizar su huelga de hambre que duró tres semanas. Sin embargo, el movimiento político de Navalny, anunció que se disolverán las redes de oficinas del mismo.
Esta difícil decisión se debe a que fiscales rusos presentaron una solicitud para etiquetar como extremista el movimiento de Navalny. Debido a ello, componentes del colectivo opositor, consideraron conveniente cesar el rumbo de las operaciones. Se llegó a esta conclusión debido a que, en caso de que la solicitud sea aprobada, miembros del movimiento podrían ser condenados a prisión por seis años.
De igual manera, los fiscales pidieron calificar como extremista la Fundación Anticorrupción (FBK) del opositor. Por lo tanto, disidentes del país decidieron cesar actividades que impliquen protestas, publicaciones en redes sociales y otros, por temor a que se les apliquen sentencias legales.