En Alemania, investigadores del Instituto Max Planck de Neurobiología descubrieron que ratones dominan el pensamiento complejo y la abstracción. De esta forma, demostraron que categorizan la información del entorno de la misma forma que los seres humanos.
El experimento consistió en mostrar a estos animales diversas imágenes de patrones de rayas y les dieron una regla para que pudieran clasificarlas: a un grupo de roedores se les designó ordenar las imágenes según el grosor de las rayas el otro grupo según su orientación.
Sorprendentemente, los ratones aprendieron esta norma y clasificaron de correctamente los patrones en su respectiva categoría. Pero lo más relevante fue el hecho de que los científicos cambiaron las reglas de clasificación y los animales la aprendieron inmediatamente, reordenando las imágenes según la nueva determinación.
Anteriormente, los expertos de esta misma institución revelaron que los ratones que convivieron más tiempo con las personas desarrollaron habilidades cognitivas que les permiten sobrevivir en ambientes urbanos.