El teatro boliviano, la rama de las artes escénicas que generó más controversia desde el siglo pasado, es actualmente un patrimonio cultural indispensable de la población boliviana.
La actuación fue evolucionando paulatinamente, ganando adeptos entre la población, pero se enfrentó a muchos obstáculos que impidieron su progreso. La mayor de las barreras fue la burocracia, ante la cual muchos proyectos referidos a las artes escénicas se paralizaron y las iniciativas oficiales para propagar esta disciplina disminuyeron.
Sin embargo, los artistas bolivianos buscaron alternativas para lidiar con todos estos problemas y promovieron el desarrollo del espíritu creativo para la formación en las diferentes ramas del arte, entre estas, las artes escénicas.
El éxito de la comedia y el costumbrismo
Con sus virtudes y defectos, el movimiento teatral se fue consolidando hasta apoyarse principalmente en lo popular y costumbrista, que serían la fortaleza del teatro boliviano, pues reflejan las vivencias diarias de las personas o las peripecias propias de una gran parte de la población. Un claro ejemplo es la obra Plato Paceño, de Raúl Salmón, que continúa presentándose en las salas de teatro hasta el día de hoy.
La mayor parte de las obras de este tipo usan el humor como un recurso fundamental y muestran los rasgos típicos de la sociedad boliviana, lo que hace que los espectadores se sientan identificados con lo que se muestra en el escenario. De esta manera, se genera una empatía y una conexión entre los actores y el público, siendo el género más consumido entre la ciudadanía.
Guery Pozo Ríos
En una entrevista exclusiva para la Agencia de Noticias La Octava, Guery Pozo Ríos, Periodista, Actor y Docente de artes escénicas, hijo del reconocido Actor boliviano Hugo Pozo, afirma que el triunfo de la comedia en Bolivia se debe a la naturaleza misma de las personas.
“Uno busca el celular para reír, no para llorar; cuando alguien agarra el móvil para despejarse generalmente le gusta ver memes y videos graciosos. Lo que más se busca es la comedia y eso nos permite darnos cuenta donde puede estar un mercado mucho más grande. No estoy hablando de cuál es mejor, sino cuál es el que consume más la gente, y eso nos lleva a la comedia”, explicó.
Freddy Chipana
Sumado a ello, Freddy Chipana, Actor y Dramaturgo, presenta una visión más neutral al respecto, pero no descarta el hecho de que el género más empleado sea el teatro popular y costumbrista.
“No creo que haya un género preferido con totalidad, pero el más promocionado hasta la fecha es este tipo de teatro, pues llena las salas”, acotó en una exclusiva para La Octava.
La percepción nacional del teatro boliviano
Tras lo descrito, se deduce que el Teatro Nacional goza de buena aceptación en el público boliviano, precisamente por un elemento que juega a su favor: las personas que asisten a las funciones ven el producto artístico de manera presencial.
Guery Pozo aseguró que, el hecho de que la concurrencia vea “cara a cara” todo lo que se ha elaborado produce otro tipo de sensación distinta a lo que un medio digital puede ofrecer.
“El teatro no va a morir porque es el mejor 3D del mundo y el 3D siempre lo vas a querer ver, porque refleja el tú a tú, el en vivo, aquello que lo sientes cerca”, enfatizó Pozo.
De igual modo, aseveró que hay un grado de consumismo importante en el teatro, no solamente en La Paz, sino en todo el país, a pesar de que hoy en día existen otras opciones de entretenimiento, como la TV o el cine.
El otro lado de la moneda
También conversamos con Hugo Francisquini, Actor, Coordinador y Maestro de la Escuela Nacional de Teatro (ENT) en Santa Cruz, quien declaró que la aceptación no es proporcional a la asistencia, pues aunque la aprobación por parte de la concurrencia es buena, no hay suficiente tradición teatral como para que haya un público constante que siga a un elenco a todas partes.
“Durante los festivales hay un gran movimiento de espectadores, pero después de este fenómeno se registra un bajón bastante fuerte de la asistencia del público”, dilucidó Francisquini.
Este problema se origina porque en muchas ocasiones los productos que un determinado elenco entrega, no son continuos, sino que luego de presentar una obra, generalmente se desatan problemas dentro de una Compañía y esta desaparece por largos periodos. Cuando nuevamente regresan para actuar, la mayoría de sus seguidores ya los han olvidado y es más difícil captar nuevamente la atención de la gente. En consecuencia, se desintegran muchos grupos de artistas.
Es por ello que, en el mundo del teatro, sólo aquellos elencos que realizan funciones constantemente logran salir adelante, pues paso a paso ganan fama y un público que los sigue a todos lados.
Y a nivel Internacional…
“A los extranjeros les cuesta entender nuestra idiosincrasia, nuestra forma de hablar, nuestra forma de ser; admiran mucho nuestra cultura porque tenemos muchas cosas que rescatar que nos han dejado generaciones de generaciones. Artísticamente hablando de teatro, me parece que lo que más brilla afuera es nuestra capacidad de interpretación”, sostuvo Pozo.
Además, declaró que el rol principal del actor boliviano tanto aquí, como en otras naciones, siempre será reflejar la esencia de la realidad boliviana.
Por su parte, Francisquini dio a conocer que en Europa y en Latinoamérica existen eventos artísticos importantes a los que regularmente asisten grupos de actores nacionales, y que por lo general obtienen muy buena aceptación por parte del público. Cabe destacar que, en múltiples ocasiones, lograron reconocimientos por su calidad actoral aún con pocos recursos en producción.
El Coordinador de la ENT acentuó que “la aceptación es buena, los festivales internacionales en Santa Cruz han sido una ventana para visualizar el teatro nacional, porque ha habido un mercadeo de las obras nacionales para acontecimientos internacionales”.
Un teatro pobre, no un pobre teatro
El movimiento actoral se fue forjando con el paso de los años, adquiriendo muchas características que la hicieron auténtica a su manera. Lamentablemente, algunas de sus singularidades las obtuvo por la falta de espacios convencionales y de apoyo estatal, adoptando en parte el teatro callejero y dándole su propio estilo.
Los espacios cedidos por el Estado para la difusión cultural muchas veces la ocupan otros tipos de espectáculos. Ante esta situación, los elencos tienden a buscar otras opciones para ensayar y presentar sus obras, tales como calles, plazas, mercados, canchas, entre otros.
Sin embargo, este frágil panorama dotó a las artes escénicas de una herramienta invaluable: la capacidad de acceder fácilmente al espectador, pues antes había dificultad para que las personas acudieran a las pocas salas disponibles de teatro para presenciar las funciones, en cambio, cuando los actores se presentaban en lugares en donde suele frecuentar la ciudadanía (parques, colegios, lugares públicos) atraen a un número bastante grande de individuos. Es cuestión de buscar a la concurrencia y no que el público acudiera a ellos.
El teatro fue adquiriendo una capacidad de adaptación extraordinaria y llegó a formar parte de su esencia, pero eso no quita el hecho de que disponga de pocos recursos para expandir su actividad cultural a nivel nacional.
Francisquini Maestro de ENT afirma que “el teatro nacional es un teatro pobre, no un pobre teatro, porque el problema radica en que tienen pocos medios para subsistir”.
Generalmente en las obras y en las puestas en escena, carecen de medios técnicos, hay talento y voluntad, pero muchas veces no existe un soporte para iniciar una actividad cultural a gran escala.
Un nuevo fenómeno: la promiscuidad en el teatro
Algo positivo que se ha dado en estos últimos años, ha sido el surgimiento de un fenómeno benévolo que en siglo pasado estaba prohibido, Francisquini lo definió como la promiscuidad teatral.
El celo artístico que antaño imperaba en una determinada compañía limitaba mucho las capacidades de los miembros de un elenco, pues si alguien era descubierto pasándose de un grupo a otro era expulsado inmediatamente.
En cambio ahora, un Director o un Actor puede asumir roles diferentes en diversas agrupaciones, sin que ninguno de los bandos se resienta y tome una decisión radical: ahora hay un sentido de pertenencia, pero ya no de propiedad.
El Docente cruceño enunció los beneficios de estas acciones: “Desplazarse por distintos grupos teatrales permite un aprendizaje continuo y permanente, hay un mejoramiento de técnicas y asegura mayores recursos técnicos y humanísticos para quien lo aplica”.
La formación teatral en Bolivia
Aunque existen talleres nómadas y cursos privados de teatro en diferentes sectores del territorio nacional, sólo hay una institución que ofrece Licenciatura en Artes Escénicas en Bolivia: la Escuela Nacional de Teatro (ENT) y está ubicada en el departamento de Santa Cruz.
Hugo Francisquini informó que este Centro de Formación es particular, sin fines de lucro, de gestión autónoma en los aspectos académico y administrativo. Está bajo el amparo de la Universidad Católica Boliviana San Pablo (UCB), que provee el techo académico, y de la Fundación Hombres Nuevos, que le brinda la infraestructura.
También detalló que, como no es lucrativa, el 100% de los estudiantes tienen una beca y sólo aceptan a 25 alumnos por aula. Por tanto, el costo real de cada estudiante oscila entre 300 y 350 dólares. Para cubrir ese monto, la ENT realiza convenios con otras instancias elaborando proyectos artísticos.
Las ayudas financieras surgen a raíz de un principio institucional que dicta que “puede haber cualquier impedimento, pero menos el económico para que un estudiante ingrese a la escuela”.
La mayoría de las becas son de trabajo, y ésta es la causa por la que no se contrata personal de limpieza: el alumnado realiza todo el proceso de aseo en sus respectivos turnos. De esta manera se ahorra el presupuesto para ahondar en más proyectos.
Lamentablemente, aún con todo esto la ENT tuvo problemas económicos que se agravaron a mediados de febrero de este 2021, a tal grado que estuvo a punto de suspender sus actividades ante la falta de recursos, pues los ingresos que generaba ya no le eran suficientes para mantener al estudiantado.
En ese entonces, Marcos Malavia, Director del establecimiento, manifestó a los medios locales que la institución se encontraba en crisis y al borde del cierre por la falta de apoyo Municipal.
La Alcaldía Cruceña se comprometió a pagar Bs 500 mil anuales para ayudar a solventar los gastos de la Escuela de Teatro, puesto que se trata de una obra social, pero en los años 2018, 2019 y 2020 no se desembolsó el monto requerido.
Malavia indicó que se recurrió a realizar malabares y otros tipos de mecanismos que generen recursos para mantener el centro de formación, pero incluso así la situación se hizo insostenible.
Ante este panorama crítico, el Director del centro cultural envió una misiva al Gobierno Municipal para que cubra al menos el 50% del presupuesto prometido, pero no hubo respuesta por parte de la Municipalidad.
Casos como este demuestran que una de las falencias en Bolivia es la falta del apoyo estatal a estos proyectos, pues causan un notable retroceso de la educación en artes escénicas.
Empero, según la última declaración que brindó la ENT a La Octava en el mes de julio, la nueva administración edil de Santa Cruz lleva a cabo las gestiones necesarias para ayudar y trabajar en conjunto con la institución.
“Claro, existe la limitante que no dejaron plata para casi nada pero se nota que hay toda la voluntad”, sostuvo un representante de la Escuela Nacional de Teatro, a través de la cuenta oficial de Facebook del centro de formación.
Además, detalló que la comuna cruceña y la ENT planifican actividades colectivas en beneficio de jóvenes y niños del Plan 3000, zona en donde que se encuentra la institución.
La educación artística a nivel superior no se extiende en todo el país
“No podemos expandir estos centros de artes escénicas que ofrezcan formación a nivel licenciatura a los demás departamentos, mientras no tengamos los recursos suficientes, porque si apenas lidiamos con la ENT de Santa Cruz, ¿qué nos espera con dos?”, expresó Francisquini.
Por otra parte, Pozo dio a conocer que hace tiempo inició un proyecto para implementar la educación en artes escénicas a nivel profesional en centros de educación superior, pero que se paralizó a causa de la burocracia.
“No estamos pidiendo cosas extrañas, somos el último país que va a tener licenciatura en teatro, no vamos a ser los primeros. Entonces hay que buscar los métodos, los actores principales de este mundo artístico tienen que ser los que realmente se muevan y los que menos trabas tenemos que poner para que funcione el proyecto somos nosotros mismos”, expresó Pozo.
Unión artística como alternativa para impulsar la formación teatral
Gueri Pozo exhortó a los artistas bolivianos a la unión, para cumplir uno de los proyectos que durante años diferentes personalidades han estado gestando, pero nunca salió a la luz: la formación teatral en las universidades y colegios.
“Que lindo sería tener un colegio nacional de actores, así como hay colegio de abogados. Sería espectacular, sería muy lindo, suena hasta a utopía pero ojalá que se pueda”, manifestó emocionado Pozo y añadió que “es cuestión de sacarnos un poquito los intereses personales”, en alusión a Directores de Teatro a nivel Nacional, para que sumen fuerzas y formen una colectividad.
“Me parece que le va a hacer mucho bien a nuestro país”, sostuvo.
Hugo Francisquini, por su parte, también cree que el fomento del estudio de las bases teatrales en las unidades educativas impulsaría en gran manera la formación de artistas con gran potencial, contribuyendo de esta forma al desarrollo cultural y artístico en Bolivia.
Por último, Freddy Chipana realzó la importancia del rol del actor como un impulsor de cultura desde el lugar dónde se encuentre y aconsejó a la población juvenil que, si gustan del arte en cualquiera de sus ramas, estudien sin miedo lo que le agrade a cada uno, pues los talleres nómadas se encuentran distribuidos en diferentes regiones del país y de esta forma el movimiento artístico nacional crece y las artes escénicas no decaen.
“En Francia hemos realizado una obra en un colegio donde había estudiantes con capacidades diferentes y, una vez finalizada la función, me fui a mi casa agotado. En eso suena mi celular y veo un número extraño en la pantalla, contesté la llamada por pura curiosidad y escuché la voz de una niña que, sin previo aviso, comenzó a recitar el monólogo que yo realicé al inicio de la obra, estaba confundido al no poder identificar quien era en ese momento. Después de que recreó mi discurso, me dijo: Hola, me llamo Valeria, te vi en el espectáculo, me aprendí tu texto y quería compartirte esto, hablo español poquito, estoy en silla de ruedas pero siempre he querido bailar y expresarme, y ahora lo hice por lo que te he visto, te agradezco mucho”, narró Chipana, conmovido al recordar la anécdota, y prosiguió: “Confieso que al oír estas palabras se me llenaron los ojos de lágrimas, supe que había logrado mi cometido al inspirar a seguir adelante a niños y niñas como Valeria, me sentí muy emocionado, el trabajo del actor es realmente maravilloso”.
Los artistas bolivianos en la rama teatral han contribuido de diversas maneras a la formación y al fomento de la actividad cultural. La sociedad los ha reconocido como parte imprescindible de la Identidad Nacional por sus aportes en entretenimiento, rescate patrimonial, construcción del retrato general que se tiene de Bolivia en todas sus facetas, exposición de los problemas del sistema social y la transmisión de valores a las nuevas generaciones.
Todavía queda mucho por hacer en las diversas regiones del país. El movimiento artístico está en proceso de expansión, abriéndose paso entre las demás disciplinas en cuanto a desarrollo integral de niños y jóvenes, sembrando la semilla del amor al arte para que, en un futuro, haya nuevos artistas dedicados a enriquecer y destacar la riqueza cultural de donde provienen.