Walt Meier, Investigador del Hielo Marino en el National Snow and Ice Data Center, indicó que vientos fuertes fueron la razón para que el hielo de la Antártida baje más de lo habitual. Explicó que los vientos empujaron el hielo hacia el norte donde las aguas son más cálidas, donde se derritió.
Meier indicó que la tasa de crecimiento de hielo parece ser la normal, tiempo después de que este alcanzara su mínimo anual. Incluso la ola de calor que hizo que la temperatura del aire de la Antártida se disparara en la tercera semana de marzo no parece haber frenado el crecimiento.
“Realmente son las temperaturas del océano las que cuentan”, informó Meier en un comunicado, “y una breve ola de calor no afectará demasiado las cosas en ese sentido”.
En concreto, el hielo marino en las aguas del polo sur alcanzó su punto más bajo el 25 de febrero de este año, con 1,92 millones de kilómetros cuadrados. Esta cifra supone 190.000 kilómetros cuadrados por debajo del mínimo histórico anterior, alcanzado el 3 de marzo de 2017.
