Desde el pasado viernes (24/Jun) se ha confirmado la muerte de al menos 23 personas después de que 2.000 migrantes de origen subsahariano intentaran cruzar la valla de Melilla, la línea fortificada que divide a España y Marruecos. Diversas organizaciones humanitarias alegan que la cifra real de fallecidos podría ser mayor y exigen una investigación inmediata para esclarecer las causas del suceso.
España responsabiliza de lo ocurrido a las mafias que se dedican al tráfico de personas y su presidente de gobierno, Pedro Sánchez, calificó la llegada masiva de migrantes como un “violento asalto” contra la “integridad territorial” del país.
Marruecos, por su parte, se preparaba desde este lunes para enterrar a los fallecidos. Una acción también criticada por varias organizaciones por considerarla apresurada, sin llevar a cabo el proceso debido.