Fonseca, de 51 años, fue durante décadas empleada de servicios generales en casas y empresas hasta que hace dos años se graduó como vigilante y empezó a trabajar en ello. Es madre soltera de tres hijos y abuela de cuatro niños, con un quinto en camino.
En Bogotá cuando comenzó la cuarentena por el coronavirus, Edy Fonseca tuvo que decidir si pasaba sus noches en uno de dos cuartos subterráneos: el de su casa, en un barrio pobre del sur de la capital colombiana, o el del edificio donde trabajaba, en un sector acomodado del norte.
Ambos espacios tienen unos cuatro metros cuadrados, son fríos y oscuros y gozan de una pequeña ventana que da a la calle.
Fonseca vivió en el edificio Luz Marina del 25 de marzo al 23 de abril. Había acordado con los miembros de la junta y la administración que en vez de ir y venir todos los días resultaba mejor quedarse allí y hacer cada día un turno de 8AM a 6PM.