Dicen que los buenos amores potencian nuestro lado luminoso y los amores complejos acrecientan nuestro lado oscuro.
En el último rubro, el de amores tumultuosos, se encuentra la historia que vivieron Whitney Houston y Bobby Brown. La pareja se conoció en 1989 en los premios Soul Train.
Cuando se conocieron no eran dos ilustres desconocidos ni siquiera dos aspirantes a estrella. Gracias a su álbum Don’t be cruel, Brown era el artista más vendido del momento. Había acrecentado en varios ceros su cuenta bancaria.
A Whitney tampoco le iba mal. En 1985, con 22 años, su álbum Whitney Houston la convirtió en el debut más exitoso en ventas de un intérprete solista. Dos años después ya había logrado meter siete de sus temas como número uno en Estados Unidos.
Bobby, en cambio, llenaba todos los casilleros del estereotipo de “chico malo”. No había cumplido diez años cuando ya tenía una banda llamada Rythm and Blues New Edition. Con el grupo alcanzó varios éxitos pero los expulsaron por abuso de drogas y “comportamiento lascivo en el escenario”.
Al comenzar su romance parecía que ambos potenciarían sus carreras con un amor indestructible. Él le daba a ella cierto toque guarro y ella a él le daba un toque de glamour.
Alguna alarma sonó cuando se supo que Kim Ward, madre del segundo hijo del cantante, quedó embarazada de Brown al mismo tiempo que él se comprometía con Whitney.
En 1992 la pareja contraían nupcias y se los veía radiantes, sin embargo, años después, él revelaría que el día de su boda fue la primera vez que vio a Whitney consumir cocaína.
Según su versión, ante su sorpresa, su futura esposa le ofreció de la sustancia, pero él se negó y ella justificó su consumo porque se encontraba “nerviosa”.
En 1994 llegó dos horas tarde a la gala de la Casa Blanca en la que tenía que participar. Poco después, sufrió una sobredosis durante el rodaje de Esperando un respiro. Más tarde le confesaría a Oprah Winfrey en una famosa entrevista que su dependencia de las sustancias había escalado después del nacimiento de su única hija, Bobbi Kristina, en 1993.
Tiempo después, Bobby Brown fue condenado a 90 días de prisión por no pagar durante meses la manutención de los hijos de su anterior matrimonio. Whitney entró en una clínica de rehabilitación por primera vez para someterse a un programa de desintoxicación pero se fue a los cinco días.
En septiembre de 2006 la pareja se separó. El divorcio se hizo efectivo el 24 de abril de 2007. No se necesitó recurrir al eufemismo de “diferencias irreconciliables” para justificar la decisión.
Después del divorcio, decidida a recuperar su carrera, Houston se mudó con su hija a California, y volvió a comprometerse con la rehabilitación. Parecía que poco a poco retomaba las riendas de su vida.
Dos días después de ensayar para la fiesta de los Premios Grammy 2012 la encontraron boca abajo en la bañera del hotel. Intentaron reanimarla durante 20 minutos, lamentablemente no funcionó pues ya había fallecido.