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Iglesia señala que es urgente un compromiso de paz y reconciliación para renovar Bolivia

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Este 25 de diciembre, Sergio Gualberti, monseñor y arzobispo Emérito de Santa Cruz, afirmó que es urgente para Bolivia renovar un nuevo compromiso por la paz para convertirnos en operadores del perdón, de la reconciliación y del amor.

Monseñor Sergio Gualberti. Foto. archivo digital

Asimismo, manifestó que el nacimiento del Niño Dios nos ayuda a no claudicar y a renovar nuestro compromiso para no atentar contra la vida de las personas y contra la naturaleza, y, al contrario, construir un mundo justo y solidario ya que todos somos hijos de Dios.

Por otro lado, afirmó que como respuesta agradecida a Dios padre por el regalo de su hijo, debemos comprometernos a derribar toda barrera física y moral, dejando de lado resentimientos, rencores, intolerancias e intereses personales; superar prejuicios, divisiones y trabajar juntos por el bien común de todos.

De acuerdo al monseñor, Bolivia será de verdad una casa para todos, si las energías y medios que se gastan en las luchas y enfrentamientos entre unos y otros, se los empleara para sacar de la pobreza a tantos hermanos y hermanas, para responder a las necesidades básicas de todos los habitantes y para cuidar de los bienes de la creación amenazados por la explotación de bienes no renovables, por la destrucción de los bosques, por la contaminación del agua y del aire.

“Que el Príncipe de Paz en esta Santa Navidad, traiga dicha, esperanza y paz a todo el pueblo de Dios que peregrina en esta tierra bendita. En particular que el Niño Dios haga sentir el calor y el amor a los niños huérfanos y de la calle, a las personas solas y abandonadas, a los enfermos, a los ancianos, a los privados de libertad y a los migrantes que están lejos de su patria”, exhortó Gualberti.

Sin embargo, pidió a los católicos a no tener  miedo porque la buena noticia y la gran alegría es que hoy ha nacido el Mesías, ante quien pobres y ricos se arrodillan para adorar al Niño Dios que se hizo carne entre nosotros y se quedó para hacerse nuestro Salvador.

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