Tras el pitazo final, el arquero de Blooming cruzó el campo hacia los vestuarios en medio de la invasión de aficionados
Tras el pitazo final en el clásico cruceño entre Oriente Petrolero y Blooming, cientos de hinchas invadieron la cancha del estadio Real Santa Cruz. El arquero de Blooming, Gustavo Almada, recibió insultos y provocaciones mientras se dirigía a los vestuarios.
A pesar de la tensión, Almada se mantuvo sereno: no respondió a los ataques, aplaudió y siguió su camino, evitando que la situación derivara en un conflicto mayor. Su conducta destacó como un ejemplo de profesionalismo y autocontrol en un momento de desborde de seguridad.
