El Bayern Múnich, como si fuera el Imperio Otomano, destrozó lo que quedaba en pie del mejor Barcelona de la historia en forma de una derrota de las que se arrastran durante décadas, sin precedentes, y marcan un antes y un después con el 8 a 2.
Los avisos en forma de resultados se presentaron el día de San Valentín de 2017 con un 4 a 0 en el Parque de los Príncipes que resolvió la noche más mágica en el Camp Nou antes de que en Turín el equipo volviera a resbalar de forma sonora con un 3-0 que ya no se pudo levantar.
Ninguna consecuencia práctica tuvieron las declaraciones de los pesos pesados del equipo después de cada una de las eliminaciones anteriores asegurando haber aprendido la lección.
El núcleo del equipo, con unas vitrinas a rebosar de trofeos, envejeció temporada tras temporada mientras progresivamente se hacía con más poder en el club y arañaba decisiones que no le incumbían.
El proyecto deportivo del Barcelona fue desdibujándose a lo largo del tiempo con la llegada de entrenadores dispuestos a dar manga ancha a los caprichos del vestuario que obviaron el norte del juego de posición que encumbró al equipo en el fútbol mundial.
Únicamente la calidad individual de las estrellas hizo posible alargar el ciclo a base de Ligas y Copas del Rey.
El ciclo ha terminado y el ridículo ante el Bayern demanda un antes y un después en el Barcelona para evitar consecuencias de mayor calado, y no solo desde el punto de vista de los resultados.
Pero la nueva temporada empieza en poco menos de un mes, no hay dinero en la caja para hacer una renovación de la plantilla y el entrenador deseado para empezar el nuevo ciclo, Xavi Hernández, de momento no quiere venir.
Goles de Thomas Muller (2), Philippe Coutinho (2), Ivan Perisic, Serge Gnabry, Robert Lewandowski y Joshua Kimmich redondearon una paliza histórica de los alemanes a los Culés. David Alaba (en contra) y Luis Suárez marcaron los goles del Barsa.