A través de estudios dieron a conocer con certeza de que el veneno de las cobras ha ido en adelanto, creando un veneno más doloroso. El doctor Wolfgang Wüster, de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Bangor, en Estados Unidos, y coinvestigador de este proyecto internacional, indicó que en tres ocasiones se notó este cambio y se estudió a tres grupos diferentes de cobras.
“Estudiamos tres grupos de cobra diferentes, que evolucionaron en diferentes lugares y en diferentes períodos de tiempo evolutivo, cada uno desarrolló los mismos mecanismos defensivos en la cara de una amenaza”, según el doctor Wüster.
También se comentó que se estudió en los linajes evolutivos y vistos esos cambios fueron en tres lugares diferentes geográficamente. Y explicó Wüster que las primeras personas en la tierra pudieron haber causado la evolución de las cobras a escupir, con el objetivo de defenderse.
Las cobras tienen un componente venenoso que causa la destrucción de tejidos, llamados citotóxicas. La adición de otro grupo de toxinas, las fosfolipasas A2, creando así un efecto sinérgico dando un resultado de veneno instantáneamente doloroso que hace a la víctima pierda la conciencia rápidamente.