A principios del mes de febrero se denunció ante las autoridades ambientales la muerte de 34 cóndores a causa de un posible envenenamiento según las investigaciones.
Esta noticia causó gran impacto a la población no solo por las aves, entre 17 hembras y 17 machos sino también por los pichos y huevos que dejaron en sus nidos y posiblemente hayan fallecido debido a no tener quien los alimente.
Diego Méndez, investigador asociado al Museo Nacional de Historia Natural se trasladó hasta Laderas Norte para ser parte de esta investigación.
Méndez explicó que una consecuencia colateral del envenenamiento a los cóndores fue la pérdida de pichones. Las aves fallecidas eran adultos y potenciales reproductores.
El especialista manifestó que estas aves rapaces solo incuban un huevo por puesta, asi que en el peor de los escenarios hasta 19 pichones fallecieron y siendo optimistas ninguno se ocupaba de un nido sin embargo, aun no se pueden brindar datos certeros.
Méndez resaltó que la perdida de esta especie, es una situación delicada no solo por ser una ave emblemática del país sino porque su reproducción es lenta y su población baja.