Yumiko Hata, Ministro de Industria de Japón, anunció este jueves que la mejor alternativa para deshacerse de las aguas procedentes de la accidentada central nuclear de Fukushima es lanzarlas al mar, pese a las críticas de grupos ecologistas, los pescadores de la región y gobiernos de países como China y Corea del Sur, que no ven con buenos ojos esa propuesta.
Autoridades japonesas aseguran que antes de verterlas las aguas serán tratadas para retirarles la mayor parte de los elementos radiactivos. Tanto el Ejecutivo como la operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), consideran que esta alternativa es la mejor entre otras que resultan técnicamente más complejas, como la liberación de vapor.
Además, es urgente resolver el problema de acumulación de agua contaminada en la planta. Autoridades creen que es lo mejor porque el agua en cuestión es la que se ha acumulado tras el desastre ocurrido el 11 de marzo de 2011, cuando un terremoto y luego un tsunami destrozaron cuatro reactores de la central.
El líquido, estimado en 1,22 millones de metros cúbicos, está almacenado en un millar de contenedores con capacidad total de 1,37 millones. En su momento, sirvió para enfriar los núcleos de los reactores dañados. Entonces, estas cifras suponen que en 2022 los tanques quedarán llenos, lo que hace urgente tomar una decisión al respecto.