Cada 10 de febrero, se recuerda la rebelión popular de 1781, liderada por Sebastián Pagador en la Villa Real San Felipe de Austria, actualmente Oruro.
A pesar de los muchos y profundos cambios que se han producido en el transcurso de estos 241 años, muchos de los motivos de la frustración que encendió los ánimos de los orureños de aquel entonces se mantienen vigentes. Y algo de razón tiene Oruro al hacer una comparación entre sus aportes y los beneficios que recibió a lo largo de la historia.
Es oportuno recordar que mucho ha dado este departamento al país a través de la producción y exportación de minerales, el comercio, la tradición, el folklore y la cultura. Desde principios del siglo pasado Oruro fue centro irradiador de los más modernos avances tecnológicos y servicios básicos (pavimento, alcantarillado, luz eléctrica, teléfono) y a lo largo de la historia del país sus ciudadanos fueron actores decisivos del devenir nacional.