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Lo que fue amor, se convirtió en pesadilla

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Foto: Prensa Gráfica

Por: Elva Yrene Calle Quispe

En este reportaje, exploraremos aspectos más apremiantes de la violencia sexual en Bolivia, desde su naturaleza multifacética hasta los desafíos que enfrenta la sociedad boliviana en su lucha contra esta lacra. A través de testimonios de sobrevivientes, expertos en el campo y líderes comunitarios, buscaremos arrojar luz sobre las historias que a menudo se mantienen ocultas y resaltar los esfuerzos valientes para promover la conciencia y la prevención. Desde el trabajo de organizaciones locales hasta las políticas gubernamentales en marcha, examinaremos las medidas que se están tomando para abordar este problema de manera integral y promover un futuro más seguro y equitativo para todos los bolivianos.

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Con los ojos llorosos, mirada descendida y el cuerpo estremecido, Sofía (nombre ficticio), comparte su experiencia como fue víctima de violencia sexual con su esposo, con quien estaba casada más de 10 años, con quien tuvo 3 hijos. “Durante años he vivido una pesadilla que nunca imaginé que enfrentaría en mi propio matrimonio: la violencia sexual. Al principio, mi esposo y yo teníamos una relación amorosa y feliz, pero con el tiempo todas las cosas cambiaron.

Empezaron los comentarios ofensivos y las críticas constantes sobre mi apariencia y mi valor como esposa. Sentía que debía hacer todo lo posible para satisfacer sus deseos, incluso si no me sentía cómoda, me obligaba a tener relaciones sexuales cuando no quería. Ignoraba mi negación y mis lágrimas. Me sentía atrapada y desesperada. No podía hablar con nadie sobre esto por miedo al que dirán de mí y de mis hijos. Sentía que era mi culpa, que yo debía complacer a mi esposo. Con el tiempo me di cuenta de que esto no era amor, ni siquiera había respeto hacia mi familia, porque mis hijos se daban cuenta que las cosas no andaban bien. Finalmente, agarre valor, conocí a un amigo de confianza, quien me acompañó en el proceso doloroso de entender que merezco una vida libre de violencia, sin abusos. Fue un proceso, pero finalmente”, relató la víctima.

Al respecto, Patricia Olamendi, promotora de los derechos humanos en México e Iberoamérica, a través de una conferencia, asegura que “el delito de violencia sexual, sucede a partir de la  desnudez, es decir, quitarle la ropa llegando a volverla en una persona vulnerable, porque la amenaza con insultos, la manosea, no se necesita hacer más para perpetuar una violencia sexual”.

La violencia sexual en el matrimonio puede tomar muchas formas, desde la coerción sexual hasta la violación conyugal, y afecta a personas de todas las edades. A pesar de su prevalencia, muchas víctimas enfrentan dificultades para hablar sobre esta forma de abuso debido al estigma y al temor a las repercusiones.

Por su parte, Airton Cori, psicólogo especializado en terapia familiar de parejas, señaló la importancia de abordar este tema, debido a que la violencia sexual dentro del matrimonio es una violación a los derechos humanos y presenta graves consecuencias para la salud mental y emocional de las víctimas de la familia.

La violencia no solamente se presenta en los esposos, sino en todo el entorno familiar, ocasionando incluso una violencia intrafamiliar. Por tanto, es importante trabajar con la familia para evitar la agresividad e intolerancia de la víctima hacia los hombres”, detalló Cori.

Así mismo el especialista, indicó que es importante reconstruir la estabilidad mental de la víctima, a través del autoconocimiento, trabajando arduamente en la diminución de la defensiva implantada que le permitan superar la experiencia trágica que atravesó; sin embargo, “el trauma psicológico no se olvida, pero se puede crear un mecanismo de defensa para que la víctima”.

Si una víctima no supera el trauma psicológico que vivió, puede recaer en la depresión, porque no conversa con nadie a cerca de lo sucedido, ya sea por miedo o por vergüenza, también se puede generar el pánico, ansiedad y paranoia”, puntualizó el psicólogo.

Por su parte, Aurora Huanca, Enfermera del Hospital Kolping, aseguró que las personas que fueron víctimas de violencia sexual, sufren traumas psicológicos entre leves y graves, que derivan en lesiones físicas inmediatas de ralladura y cortes en  diferentes partes de su cuerpo realizadas con mano propia, además la violencia sexual pueden incluir lesiones corporales, infecciones de transmisión sexual (ITS) y, en casos extremos, el riesgo de embarazo no deseado.

Como enfermera, he tenido la oportunidad de trabajar con mujeres sobrevivientes de violencia sexual y quedé impresionada al ver las consecuencias físicas y emocionales que incluyen lesiones corporales, infecciones de transmisión sexual (ITS) como el VIH SIDA y el riesgo de embarazo no deseado. Las víctimas generalmente necesitan atención médica inmediata y seguimiento a largo plazo”, explicó Huanca.

Así mismo Huanca, se refirió a la Ley 348 (Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida libre de Violencia) indicando que se desconoce en su totalidad, porque existen víctimas que prefieren no denunciar, a causa del temor, porque consideran que están solas sin encontrar un refugio.

Entre tanto, Jhenny Aguirre, abogada de profesión, ratificó que La ley 348, no se conoce en su magnitud; sin embargo, es de vital importancia la difusión de la misma, ya que apoya a las víctimas que sufren de violencia sexual, no solo en el proceso  de la denuncia, sino en el  desarrollo de recuperación, a través de sus diferentes entidades que brindan el apoyo. No obstante, el psicólogo, considera que la normativa, no incluye la protección y recuperación de las víctimas.

“Me preocupa profundamente que muchas personas desconozcan los detalles de esta ley y, por lo tanto, no conozcan sus derechos y las protecciones que ofrece. Esto puede llevar a que las víctimas de violencia de género no busquen ayuda o denuncien los abusos por falta de conocimiento (…) ya que también establece mecanismos para la asistencia legal y psicológica de las víctimas”, remarcó Aguirre.

Es menester destacar que “es fundamental que las víctimas reciban apoyo y atención integral”, incluyendo el servicio de asesoramiento y apoyo psicológico, así como la orientación sobre sus derechos legales. “Como abogados y defensores de los derechos humanos, estamos comprometidos con la sociedad brindando el apoyo para que la justicia prevalezca” puntualizó la abogada.

A su vez, la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (CPE), estipula en el artículo 15 que, “toda persona tiene derecho a la vida y a la integridad física, psicológica y sexual. Nadie será torturado, ni sufrirá tratos crueles, inhumanos, degradantes o humillantes. No existe la pena de muerte, a pesar de esta norma se cometen los delitos”; sin embargo, las acciones de violencia sexual hacia la mujeres, vulneran esta normativa.

Por otro lado, Silvia Tamayo, Psicóloga especialista en derechos de las mujeres, certificó a Radio Pachamama que el Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza, junto a otras organizaciones trabajan con temáticas de violencia sexual hacia las mujeres.

Es importante enfatizar en las organizaciones y fundaciones que trabajan en favor de las víctimas de violencia sexual ofreciendo una amplia gama de servicios que incluyen apoyo emocional, asesoramiento legal, refugio seguro, educación y concienciación. Jugando un rol importante dentro de la sociedad.

Finalmente, de acuerdo con datos del Ministerio Público de Bolivia, la violencia secual es el delito de mayor comisión en el país, después de la violencia intrafamiliar, en el marco de la Ley 348. En al menos siete meses del 2023, entre el 1 de enero al 16 de julio, se registraron 5.884 denuncias de violencia sexual, entre abuso, violación y otros delitos cometidos contra mujeres, niñas, niños y adolescentes.

Es un esfuerzo unido por crear conciencia y combatir la violencia sexual, que es un problema alarmante en nuestra sociedad, afectando a personas de todas las edades, géneros y trasfondos. Por eso exclamamos: ¡No al Silencio, Juntos contra la Violencia Sexual!.

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