A sus 58 años, este paceño mantiene vivo el arte del organillo alemán, regalando música y tradición en cada esquina.
Sergio Ríos, un organillero paceño de 58 años, anima cada fin de semana las calles y ferias de La Paz con su tradicional organillo alemán. Acompañado de su hijo Felipe y marionetas que cobran vida, su música atrae a vecinos y visitantes, quienes agradecen con monedas y reciben un mensaje motivador a cambio. Su pasión por este arte escénico nace de una admiración por la tradición, preservando un oficio que data del siglo XIX.
El organillo de Sergio es un instrumento único, construido por el último fabricante de órganos callejeros en Berlín, siguiendo técnicas tradicionales de principios del siglo XX. Su repertorio abarca desde el folklore nacional hasta melodías antiguas del pop anglo, destacando canciones típicas paceñas durante las fiestas julias.
La precisión en la preparación de las partituras, perforadas en papel, es clave para que la música cobre vida con el giro de la manivela.
Más que música, Sergio valora la conexión que genera con la gente, compartiendo historias y recuerdos mientras acompaña la vida urbana. Con la esperanza de que su hijo continúe el legado, asegura que seguirá tocando el organillo toda su vida, acercando la música a todos los rincones de la ciudad.