Investigadores de la Universidad de Columbia de Estados Unidos, afirman que guardar secretos en realidad puede causar un daño que conduce a la fatiga, el aislamiento social y una menor sensación de bienestar. Es por ello que muchos acuden a las redes sociales, mientras que otros crean cuentas en “páginas de confesión” anónimas para así poder desahogarse.
Cintas y estadísticas que se han compartido en un podcast popular, demuestran que hay un gusto por disfrutar de las confesiones de los demás.
Además de las cuentas de Instagram cuidadosamente seleccionadas, hay un rincón de internet donde las personas muestran su versión más honesta, sin revelar sus identidades.
Páginas como The Secret Keepers, que opera en Instagram, se inclinan por confesiones personales más intensas.
“Vivimos en un mundo despojado de matices y puede ser difícil hablar de temas muy personales con amigos y familiares”, afirma Olivia Petter, quien está detrás de The Secret Keepers, con sede en Reino Unido.
Sin embargo, las plataformas de confesión tienen un lado negativo, que puede proporcionar una barrera detrás de la que se pueden esconder los que escriben comentarios imprudentes y crueles, facilitando así el acoso.