Gabrielle Chanel, creadora del icónico esencia de Chanel Nº5, solía decir “no hay elegancia posible sin perfume. Es el accesorio perfecto que no se ve, que no se olvida, el más importante“. Una fragancia de la que se declaró incondicional Marilyn Monroe y de la que hoy es imagen la actriz francesa Marion Cotillard.
Cuando la protagonista de “Los caballeros las prefieren rubias”, contestó a la pregunta de un periodista sobre qué utilizaba para dormir, Marilyn Monroe con un pícaro gesto contestó: “Unas gotas de Chanel Nº5“. A partir de ese momento, el perfume, creado por Ernest Beaux en 1921, pasó a la categoría de mítico por más razones, que por su composición.
El nombre de este perfume centenario guarda algún misterio. Uno tiene que ver, explica Capel, con el hecho de que Ernest Beaux le propuso varias series a la diseñadora, todas con número, y por la que decidió fue por el Nº5,, aunque realmente se ´´desconoce´´ si fue la que más le gustó o se apoyo en otros factores.
“El cinco era el de la suerte de Gabrielle Chanel” ha asegurado Capel. Lo relacionaba con su signo astrológico, el quinto del zodiaco, con los cinco dedos de la mano, con las cinco puntas de una estrella, también con los cinco bienes de la felicidad, los cinco sentidos, los cinco sabores.
Capel concluye: “Una imagen de unidad, de seducción y de audacia”, acorde con el espíritu de Chanel, para un perfume que ´´ ha traspasado el tiempo y las modas sin dejar de fascinar”.