En 2016, esta enfermedad causó una emergencia de salud mundial, provocando que miles de bebés nacieran con daño cerebral, después de que sus madres se infectaran durante el embarazo.
Científicos hicieron la recomendación de estar atentos a nuevas mutaciones, luego de realizar un estudio que sugiere que el patógeno tiene el potencial de cambiar fácilmente.
Según estudios, sugieren que las nuevas variantes podrían ser efectivas para distribuirse en países que han desarrollado inmunidad por brotes anteriores.
Si bien para la mayoría de las personas el Sika es una enfermedad leve, puede tener consecuencias catastróficas para los bebés en el útero, afectando su desarrollo y presentando afecciones como microcefalia.
De acuerdo con Sujan Shresta, investigador principal del estudio, la variante de zika que identificaron estaba tan evolucionada que la inmunidad cruzada que brindaba la infección previa por dengue ya no era efectiva en ratones.
“Últimamente hemos escuchado mucho sobre la rápida evolución y aparición de variantes de coronavirus, pero este es un recordatorio oportuno de que el cambio de forma es una característica común compartida por muchos virus”, sostuvo, Jonathan Ball, de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido.