Los expertos dicen que es una estrategia a través de la cual envía especímenes de su animal nacional para reflejar los lazos de “amistad y cooperación”
Los tres pandas gigantes del Zoológico Nacional de Washington, Mei Xiang, Tian Tian y su cachorro Xiao Qi Ji, regresarán a China en diciembre y hasta ahora no hay señales públicas de que el acuerdo firmado hace 50 años, que permite este intercambio, continúe.
Los pandas gigantes son considerados un símbolo de China y un tesoro nacional. Informes históricos sugieren que la estrategia de ofrecer estos animales a otros gobiernos para fortalecer los vínculos se remonta al menos al siglo VII, cuando la emperatriz china Wu Zetian (624 a 705), de la dinastía Tang, envió un par de osos a Japón.
A lo largo de los años, la “diplomacia panda” ha ayudado a China a promover vínculos políticos y económicos con decenas de gobiernos, mejorar su imagen y proyectar un “poder blando”, entendido como la capacidad de influir en otros países no a través de la coerción, sino a través de otros aspectos culturales y diplomáticos.
Los pandas también han ayudado a menudo al país a promover asociaciones comerciales. Pero desde la década de 1980, las reglas cambiaron. En lugar de regalar los animales, China empezó a prestarlos, con contratos de alquiler en los que los destinatarios pagan hasta US$1 millón al año.
Según las normas del gobierno chino, cualquier cachorro nacido en el extranjero debe ser devuelto después de unos años para participar en programas de cría, y se esperaba pronto la partida de Xiao Qi Ji, pero no la de sus padres.
Los costos de mantener a los pandas van más allá de los millones de dólares que se le pagan a China e involucran todo, desde la construcción de alojamientos especiales hasta su alimentación, que consiste en varios kilos bambú por día.