Este 1 de febrero, más de 500.000 trabajadores de todo Reino Unido iniciaron una huelga para exigir aumentos salariales y mejores condiciones laborales en la que supone la mayor protesta de este tipo registrada en el país en la última década.
Asimismo, la huelga ha sido convocada por siete sindicatos británicos de sectores como la docencia y el transporte, entre otros. La situación ha llevado a miles de colegios a cerrar sus puertas a lo largo de la jornada.
Más de 100.000 miembros del Sindicato de Servicios Públicos y Comerciales, el sexto sindicato más grande de Reino Unido, han abandonado sus puestos de trabajo, entre ellos miembros de la Guardia Fronteriza y trabajadores aeroportuario, para unirse a las protestas que se produce ante la fuerte crisis económica registrada en el país.
Por otro lado, los sindicatos han expresado su rechazo a la normativa del Gobierno de establecer una nueva ley sobre los servicios mínimos durante las huelgas.
Por su parte, Paul Nowak, Secretario General del Congreso de Sindicatos (TUC), señaló que espera que las protestas y huelgas sirvan para “enviar al Gobierno un fuerte mensaje sobre la rabia que sienten cada vez más trabajadores”.