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    Una mirada Gramsciana al Golpe de 2019 en Bolivia

    Gramsci, extraordinario pensador de los procesos políticos que en sus tesis realiza un análisis cualitativo del control del ejercicio del PODER, bajo una visión marxista clásica de posicionamientos y lucha de clases, estableció una extraordinaria interpretación en la cual basa su perspectiva y conducta política de la relación Dominación – Hegemonía, como formas, métodos y herramientas socio-políticas para la consolidación del Poder.

    Para Gramsci la Dominación es el USO o la AMENAZA de uso de la coerción, es decir del uso de la fuerza física. De manera explícita es imponer el orden en una determinada situación a través de la fuerza.

    Cabe mencionar que en un Estado de Derecho los únicos actores que detentan esta capacidad coercitiva de manera legal son la Policía y las FFAA.

    Y la Hegemonía, que puede definirse simplemente como el CONSENSO, una forma de control del Poder que va más allá de la Dominación basada sólo en el uso de la Fuerza. La cual instituye el orden a través del establecimiento de procesos políticos, sociales y económicos de aceptación. Donde una clase dominante impone su visión sobre las demás a través de normas y costumbres que son aceptadas como válidas, viables o menos rehuidas por el total del conjunto social.

    ¿Pero cómo se impone esto?, pues es a través de lo que denomina Gramsci como “Hegemonía cultural”, la cual básicamente utiliza mecanismos tales para su difusión como: la Educación, la Religión y los Medios de Comunicación, que actúan en la formación de las ideas y del pensamiento para consentir al sometimiento cómo algo natural, normal y el deber ser de las cosas.

    Pero el aporte interesante de su pensamiento es que esta cuestión de la Hegemonía no es algo estructural o de estructura determinista que se impone sobre otra como dos grandes bloques, sino que más bien la Hegemonía no está acabada y siempre admite ruptura, choques y conflictos.

    Con esta breve exposición de ideas y pensamientos de este fundamental autor de las Ciencias Políticas, podemos analizar la situación que nos tocó vivir a todos los bolivianos en los fatídicos meses de octubre y noviembre de 2019, en relación a la motivación, orígenes, construcción, establecimiento y concertación de la toma del Poder mediante un Golpe de Estado de manera no clásica y tradicional.

    Seguramente estos análisis se plasmarán de manera intelectual en cuantiosos ensayos, artículos, monografías y tesis a posteriori.

    A lo mencionado, podemos indicar que en Bolivia a octubre de 2019 existía un Poder HEGEMONÍCO con enfoques multifacéticos, establecido y construido por el MAS, partido político que después de la victoria electoral de 2020 recupera y consolida de manera democrática su posición hegemónica siendo la tendencia política más grande y representativa de la historia, que coincide cabalmente con la etapa más larga de democracia instituida de manera formal, legal y legítima en el País.

    Continuidad democrática que se vio interrumpida por el vacío y la posterior toma del Poder mediante el uso de la DOMINACIÓN que se generó a partir de la renuncia intempestiva del presidente del Estado y de los demás presidentes de las Cámaras Legislativas, propiciado por una elaborada construcción de escenarios en base a:

    1. Conflictividad de Orden Político, establecida mediante el discurso de Fraude Electoral instituido con base a: i) La interrupción del TREP (transmisión de resultados electorales preliminares o sistema de Conteo Rápido) que tiene por objeto principal proporcionar resultados no oficiales de la celebración de los comicios electorales, para marcar las tendencias estadísticas de datos irreversibles ante un virtual triunfo por distancias significativas de una candidatura a otra, pero con la premisa de la espera del dato oficial validado por el TSE. ii) Los discursos triunfalistas a priori la misma noche de las elecciones de una victoria para acceder a segunda vuelta electoral, para marcar una tendencia preferente. iii) La negativa de aceptación ante lo denominado como “cambios de tendencias inexplicables” de la votación y posterior desconocimiento de los resultados electorales del Cómputo Final (dato que legalmente son los oficiales). iv) La auditoría política al proceso electoral por parte de la OEA, que fue solicitada por el Gobierno de Morales para validar el Proceso Electoral, misma que fue resistida en un principio por los actores políticos y sociales del momento. Pero qué, ante los resultados y conclusiones favorables a sus intereses fueron validados inmediatamente y utilizados como un elemento argumentativo contundente para consolidar la ruptura del Poder.

    2. Conflictividad de Orden Social, que conllevo una evidente carga viral sociológica por la suscitada crisis de orden político-electoral, tanto en su comportamiento e identificación como en la interacción del relacionamiento de lucha de clases entre las semanas de octubre y noviembre de 2019.

    Ambiente de tensión que se venía agitando de un tiempo atrás por la marcada disyuntiva e inconformidad de las resurgentes clases medias empoderadas del país y de las conservadoras clases altas que se veían relegadas ya por mucho tiempo en las decisiones de carácter de poder, que solo esperaban el encendido del cerillo para arder. Conflictividad preparada y construida en horas-días ladrillo a ladrillo, con etapas, cierre de etapas, conquista de metas y objetivos específicos, generando una constante de presión social, de incomodidad y de siembra de duda en el imaginario colectivo de lo que se considera una reivindicación correcta, con el fin de romper con la Hegemonía del MAS para recuperar o apropiar otra que se identifique a los intereses de la nueva clase dominante.

    3. Conflictividad de Orden de Seguridad, que conllevo la crisis de orden social tras los sucesos políticos del desconocimiento a los resultados de los comicios por el presunto Fraude Electoral. Donde en una primera instancia por un sentido de no confrontación contra el pueblo movilizado, las instituciones que hacen prevalecer el orden público dejaron establecer medidas pacificas en lugares de desenvolvimiento motriz de las clases sociales disconformes (Zona Norte de Cochabamba, Zona Sud de La Paz, Primeros 4 Anillos de la ciudad de Santa Cruz, Etc.), denotándose ya problemas y conflictos de manera interna en relevamientos de órdenes y mandos en la Policía Nacional.

    Se comenzó con Bloqueos de calles y de avenidas principales restringiendo la circulación de vehículos con las famosas pititas (termino peyorativo utilizado para deslegitimizar el movimiento), luego incrementando la conflictividad con restricciones de la libre circulación de ciudadanos de a pie, como por pasos en los puentes de acceso a la ciudad de Cochabamba o solicitudes de salvoconductos en el comité cívico de Santa Cruz para circular sin ser agredidos. Pasando en una segunda etapa a medidas más drásticas como la amenaza de cierres forzosos y saqueos a negocios si no acataban las movilizaciones y hechos vandálicos de personas afines a intereses políticos quemando edificios de Tribunales Electorales (Sucre, Santa Cruz y Potosí). Terminando con la implementación de una policía ciudadana conformada por la Unión Juvenil Cruceñista en Santa Cruz para ejercer control de la ciudad y la creación de grupos de resistencias o de choque armados para confrontación entre bandos civiles como la RJC en Cochabamba.

    Qué, para el toque final del plan de la ruptura del Poder Hegemónico, estos grupos organizados fueron trasladados, recibidos y acogidos en la Universidad Mayor de San Andrés de la ciudad de La Paz sede de gobierno, por el mismo Rector de dicha institución.

    Ante la indefensión de la ciudadanía por la inacción de los encargados de la seguridad interna que se dedicaban a ver lo que sucedía o se encuartelaron a la espera de ninguna orden, los reclamos y el malestar que manifestaban los ciudadanos civiles, movimientos sociales y partidarios políticos al ver afectados sus derechos o la exigencia de los mismos, decayó en enfrentamientos de bandos con claras tendencias clasistas y racistas, usando la excusa de la situación política camuflada a las verdaderas razones de lucha de clases por las disconformidades de su situación social, la disputa por obtención de nuevos espacios de poder-privilegios, la lucha por la conservación de los derechos sociales de inclusión adquiridos en los últimos años o las aspiraciones de movimiento y escalada.

    Es de bien sabido a un grito de soberbia exclamado por el líder que apropió como suya la movilización, que circuló mucho dinero para mantener este estado de conflictividad permanente y estable hasta la constitución del objetivo de la ruptura y toma del Poder, que derivó en la consolidación de un Motín Policial, el desacato a las órdenes superiores, la desapropiación de la representación de símbolos culturales de sus uniformes como la Wiphala y las posteriores “sugerencias” de renuncia a cargo de las autoridades Militares y Policía que comandaban los brazos coercitivos del Gobierno, usando a la democracia y al respeto al voto como bandera revolucionaria, que de lo ultimó tomando como manual los procesos históricos careció de identidad y de conciencia.

    4. Conflictividad de orden de Legalidad y Legitimidad, que conllevo como estacada final la crisis de orden de Seguridad, de orden Social y de orden Político-Electoral ante el estado de anarquía y desazón del momento de incertidumbre por el vacío del Poder, las intimidaciones de los sectores civiles organizados para reivindicar la democracia y el respeto al voto, los enfrentamientos entre bandos de integrantes de movimientos sociales y grupos de Choque, las amenazas de arrestos públicos por parte de los amotinados, las declaraciones en la clandestinidad, las restricciones de acceso al centro del poder en plaza Murillo y persecución de actores políticos que fueron desplazados inmediatamente después de las renuncias del Presidente y de los Presidentes de las Cámaras Legislativas ante las “sugerencias” de diversos sectores sociales y por parte de los detentores de la capacidad coercitiva legal del Estado.

    Quedando solo la capacidad de organización y liderazgo de las eminencias políticas de sectores de oposición al MAS que se atribuyeron la representación del conjunto social boliviano para la toma de decisiones, donde en reuniones propiciadas y organizadas con la venia de la iglesia católica, embajadas de países influyentes, organismos internacionales como la UE, representantes de DDHH, actores representativos del colectivo revolucionario social del momento, actores políticos de las elecciones fracasadas y representantes del legislativo del gobierno decadente, qué ante la presión, buscaron una salida lo más parecido a lo legítimo constitucional para poner orden social, político y de seguridad en el país.

    Así que, con la fuerza que empezaron a ejercer a través de la Dominación para controlar la situación, imperativamente realizaron una interpretación aventada, apurada y forzada de los procedimientos legislativos de correspondencia de sucesión de mando, que culminó con la puesta en bandeja de plata para la toma defacta del Poder por parte de la minoría representativa, mediante la autoproclamación y autodesignación de la senadora Jeanine Añez como mandataria transitoria.

    Es fundamental para la interpretación de los hechos, la identificación de los escenarios que se establecieron en los momentos álgidos de conflictividad para la justificación del uso de la Dominación según Gramsci. Puesto que, para que podamos entender las acciones que se tomaron para propiciar la ruptura y la toma del Poder, debemos entender la construcción de la discursiva que se generó para la legitimación de posicionamientos.

    ¿Pero cómo dar forma de manera práctica al pensamiento Gramsciano?, pues cumpliendo básicamente con la utilización de los mecanismos e instrumentos que generen el sometimiento de la sociedad en base al consentimiento de una medida justa para realizar la instauración del nuevo régimen de Poder Hegemónico.

    Para realizar el trabajo y consolidar un nuevo orden, primeramente, se debía fracturar y romper la hegemonía que ostentaba el partido político del MAS, donde utilizaron como principal herramienta o instrumento de control el manejo de los Medios de Comunicación en especial el de las Redes Sociales. Con el fin de crear un ambiente mediático para desacreditar al adversario, a través de una campaña constante de desinformación y manipulación de la objetividad y de la verdad, inculcando en el imaginario colectivo que las ambiciones desproporcionadas de poder del caudillo para re-repostularse como Presidente y ser contendor dentro un proceso electoral democrático, convertiría a Bolivia en un Estado dictatorial-comunista, destructor de la propiedad privada, restringiendo a futuro la democracia y libertad.

    Este fue un trabajo largo y la inversión cuantiosa para el rendimiento de sus frutos, que no corresponde solo al momento de conflictividad que se suscitó entre octubre y noviembre de 2019, Sino parte de muchas etapas.

    – La primera y la más legítima desde un punto de vista crítico de orden político, fue el descrédito mediático por la participación de la candidatura de Evo Morales en las elecciones. Siendo qué, por decisión de voto soberano de la ciudadanía boliviana tras el Referéndum de 2016, se impedía la repostulación de las candidaturas políticas de manera indefinida. Pero, por intereses de su entorno, del grupo de empoderados que se tachaban de intocables, forzaron su ingreso mediante una interpretación amañada de la libre participación política de los ciudadanos que debía asumirse como un Derecho Humano. Total improperio.

    – La segunda, los ataques mediáticos preelectorales de una gestión inadecuada y deficiente ante los incendios suscitados entre los meses de julio a septiembre de 2019 en la Chiquitania boliviana, con el fin de disminuir la preferencia electoral de los simpatizantes del partido del MAS.

    Que más allá de la objetividad del irremisible daño medioambiental y de las ambiciones de usufructo por parte de terratenientes para el tráfico de tierras y la legalización de espacios para la industria ganadera, fue utilizado como herramienta mediática por parte del sector oriental para el descredito de la capacidad en gestión pública y la inacción para prevenir el desastre ocurrido.

    La situación se mediatizó de manera política a tal extremo, que más que preocuparnos por el hecho del daño medioambiental, los medios de comunicación masiva y las redes sociales se enfrascaron en tratar de identificar a unos cuantos culpables por la situación, sin exigir o generar jurisprudencia legal y acciones de prevención correctivas a futuro.

    – La tercera, la instauración de un discurso mediático de Fraude Electoral, instituida desde el momento del corte del TREP en la transmisión de datos por la página web del TSE la misma noche del domingo 20 de octubre celebradas las elecciones. Donde, ante los resultados preliminares del conteo rápido al 83%, el 2do. candidato en relación a preferencia electoral ya manifestaba a voz viva su victoria para acceder a una segunda vuelta, creando con ello el ambiente de susceptibilidad, puesto que tras la reposición tardía del sistema 23 horas después la tendencia fue cambiando en porcentajes que no favorecían a ese discurso triunfalista anticipado, lo cual fue considerado como un hecho doloso de manipulación de datos de completa afrenta a la democracia.

    Ante esto, los medios de comunicación masiva que declararon de manera silenciosa su posición, postura y preferencia en la situación post-electoral, por los cambios de tendencias variables que se suscitaron del 83 al 100% durante el corte del sistema TREP, trataron de tecnificar su análisis presentando a expertos informáticos para validar la argumentativa de manipulación de datos, convirtiendo a este evento como el baluarte más significativo de la acción de rebelión. Dejando de lado los procedimientos prácticos y legales de la revisión y validación de las actas de votación en sala plena, con la colaboración de representantes de organizaciones políticas y veedores internacionales, para la presentación de los resultados finales del cómputo.

    – La cuarta, la participación de guerreros digitales de información y contra información en relación a los hechos que se venían aconteciendo en el momento álgido de la conflictividad. Donde se demostró más adelante, que existía la financiación oculta para la creación de miles y miles de perfiles falsos que convirtieron las páginas de foros de opinión, blogs, ventas de producto y demás en un campo de batalla ideológico-digital, que favoreció a la construcción del discurso de posicionamiento para personificar a quienes eran los buenos y malos de la película. Que más allá de legitimar un movimiento revolucionario participativo del conjunto social que buscan el bienestar y respeto al Estado de Derecho, desmembró las tendencias clasistas y raciales de una sociedad que se encontraba en pleito con varias disyuntivas no cerradas entre sus clases en relación a su visión de país.

    – La quinta, consolidada la ruptura del poder del partido hegemónico y ante la toma del gobierno por parte de la nueva elite o clase dominante, coparon la mayor parte del sistema de medios de comunicación masivos en el país y restringieron la señal de medios específicos internacionales de tendencia progresista como TELESUR y RT, resaltando la cooperación de otros medios de tendencia conservadora como CNN.

    También a través del aparato gubernamental del ministerio de comunicación se realizaron pronunciamientos en relación a la libertad de expresión, de opinión y de prensa en el país, cerrando varias radios comunitarias, realizando amenazas-persecuciones a periodista y blogueros, inclusive con la expulsión de algunos extranjeros acusándolos de sediciosos y terroristas alineados con el régimen derrocado, haciendo uso y abuso de sus facultades, acciones que marcan claramente las tendencias autoritarias de un gobierno que ejerce el poder a través de la dominación.

    En relación al instrumento de control Religión, embanderaron el movimiento convulsivo para la toma del poder en merced al eslogan “La Biblia vuelve a Palacio de Gobierno”, tomando el nombre de Dios para justificar las motivaciones que generaron el levantamiento para exigir el respeto a la democracia y al voto.

    Ya en el post golpe basaron todas sus acciones y actos protocolares en principios subjetivos para conmover y sensibilizar al pueblo de que sus actos eran justos, y así convencerlos (a las clases sociales que los apoyaron) que la hechicería y ritos culturales impuestos de manera arbitraria por la cultura de los pueblos indígeno-originarios occidentales del país ya no tendría cabida de manera formal representativa en el nuevo gobierno y era necesario enaltecer la fe de la religión cristiano-católica como unificadora. Aunque por definición constitucional Bolivia es un Estado Laico, independiente de cualquier organización o confesión religiosa.

    En relación al instrumento de control Educación, afortunadamente fueron pocos los avances que pudieron realizar por motivo de la pandemia y su efímero paso por el poder, aunque trataron de formar un discurso ideológico indicando que se apegarían a lo científico-intelectual aduciendo que encabezarían los cambios educativos a la cabeza de ilustres personalidades, pero que por actos sensibles de corrupción y mala toma de decisiones como la clausura del año escolar anticipada no se les permitió ejercer el control en relación a los procesos de adoctrinamiento que fundamente su visión del mundo contemporáneo liberal y defiendan sus ideales.

    Fundamentado el principio de Dominación y la utilización de instrumentos de control para construir un proceso de Hegemonía en la situación de conflictividad, era imperante asentar presencia de Estado de manera taxativa, para demostrar el control que se ejerce del Poder, por ello se autorizó el uso de la fuerza de manera desproporcional por parte de policías y militares a quienes no les tembló la mano o la tenían caliente por todo lo acontecido en los hechos fehacientes coercitivos de represión contra los calificados movimientos vandálicos, criminales, subversivos, o desestabilizadores.

    Como vemos, las tesis Gramscianas se van aplicando de manera integral en el proceso de construcción de escenarios e instrumentalización de elementos de los hechos suscitados en la conflictividad que vivió Bolivia entre octubre y noviembre de 2019, para conseguir el objetivo general que era desplazar a la clase política Dominante y sustituirla por otra a través de la ruptura y toma del Poder mediante un Golpe de Estado, el cual se embanderó bajo los principios democráticos de respeto al voto y el impedimento de la instauración de un caudillismo indefinido. Pero demostrando apenas copado el Poder que su fin solo era un asalto las arcas del Estado para satisfacer los propios intereses de élites y grupos minoritarios que se encontraban desplazados por el mismo sistema democrático que “intentaban preservar”, manipulando el imaginario colectivo en relación de lo bueno y correcto, pero desenmascarando lamentablemente nuestros más arraigados sentimientos clasistas y raciales de disconformidad en el escalafón social de lucha de clases desde la revolución de 1952.

    … “El viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer. Y en ese Claroscuro surgen los monstruos”. (Gramsci, Antonio 1930)

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

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