Las viviendas históricamente se construían como un orgullo personal primero y lógicamente comunitario. Con el tiempo incluso llegaron a ser un signo de distinción y aparecieron palacios y edificios emblemáticos como los que creó el modernismo catalán en la Barcelona de principios del siglo XX o el racionalismo en la Europa de los cielos grises.
El ecoladrillo le da nuevo uso a todo lo que ponemos dentro de la botella: bolsas de nylon, celofanes y papeles muy plastificados. Como la realización es artesanal, lo que una puede aportar desde su casa es la mano de obra. La técnica inicial es recolectar residuos que no son biodegradables y almacenarlos dentro de una botella pet limpia de 2 litros.
Para la ingeniera y activista Laura Ramos, el uso de ecoladrillos si se aplicase conscientemente en Bolivia resultaría sin duda amigable con el medio ambiente. Con el proyecto SustentArte del cual encabeza, la profesional resalta las ventajas del uso de éste material, como la reducción de la basura que genera Bolivia cada día, lo que provoca contaminación en tierra, agua e inclusive afecta directamente al cambio climático.
Destacó que el ecoladrillo es apto para la construcción, una vivienda puede ser edificada sin problema hasta de un piso de infraestructura. En lugares alejados del mundo los ecoladrillos son aplicados para la construcción de escuelas, casas, casas para mascotas o centros comunales; se espera que pueda aplicarse dicha iniciativa en nuestro país.
“La percepción de la gente es muy grata, teniendo curiosidad por los ecoladrillos y quedando asombrados por algo tan sencillo pero que implica grandes cambios”, destacó Ramos.
Para la Ingeniera es clave impartir educación ambiental tanto a niños como adultos para hacernos responsables de cuidar nuestro planeta. Es coordinadora del proyecto y toda la información sobre ecoladrillos puede ser encontrado en la página del Facebook Tejiendo EcoSoluciones