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    “Ellos” y los “nuestros”

    Como es bien sabido la anterior semana han iniciado las labores educativas en nuestro país, es así que millones niños y adolescentes (por la modalidad que fuera) están asistiendo, aunque de forma irregular a sus clases, a la vez que maestros y padres hacen los esfuerzos necesarios para garantizar su educación.

    En ese trajín, tuve la oportunidad de escuchar (curiosear) una de las clases de estudios sociales de mi sobrino, que aún esta en primaria, pronto a pasar a secundaria, su maestro, al ser la primera semana, hacia una especie de introducción de la materia, y, lejos de hacer una crítica (de hecho, la clase estaba muy interesante).

    Me llamó la atención una parte en la ,que él se refería a la llegada Europea a América y la posterior Colonización, pues se refería  a los españoles como “ellos” como alguien exterior, pero al hablar de los pobladores de América, tampoco lo hacía como “nosotros”, sino como “nuestros”, para completar la idea decía algo como: “nuestros indígenas no pudieron ante la tecnología de los españoles”. Antes de tratar de explicarme la ausencia del “nosotros”, me llevó a una rápida reflexión de la visión y el discurso presente en la enseñanza de la historia, en la historia boliviana.

    No es novedad alguna, las claras deficiencias de nuestra educación en la mayoría de los campos, en el de la Historia ni qué decir, aún se mantiene la visión derrotista y se apela a la anécdota o a la mera memorización de fechas y acontecimientos, antes de la criticidad. Pero no sólo se omite este aspecto, sino que parece un tabú hablar en las aulas sobre cuestiones identitarias dentro de las aulas, en un país por demás polarizado, al parecer por la política, cuando ésta es una extensión de problemas irresolutos aún más profundos.

    Cuando Bolivia nacía a la vida independiente, lo hacía con una clase criolla que veía con añoranza el pasado Virreinal, estaba lejos de sentirse identificaba con las clases populares compuestas por mestizos, aún en menor número y por indígenas en su gran mayoría, “ellos” (los españoles) tenían más en común con estos (los criollos) que aquellos a quienes “liberaron”.

    A finales del Siglo XIX se profundizó aún más la brecha social, pues la Oligarquía local, pasó de esa añoranza a la directa imitación de lo “civilizado” (no sólo español sino también europeo) frente a lo “salvaje”: lo mestizo y lo indígena.

    Sentimiento de negación presente en toda América, que llevó a algunos países incluso a la eliminación de su población autóctona, “nosotros civilizados y modernos” frente a “ellos salvajes y atrasados”. Varios manuales de Historia escolar se escribieron en ese lapso, algunos aún siguen vigentes mezclados con cierto romanticismo nacionalista.

    En la primera mitad siglo XX, con la irrupción de ideas marxistas, marca el inicio de la revalorización de lo indígena, más en el terreno de las artes, que en la inclusión efectiva de la población de este conglomerado. Esta revalorización apelaba en muchos casos al reconocimiento de un pasado civilizado: el incario o la cultura tiwanakota, pero aún sin una clara identificación nacional.

    Son aislados los casos de un cambio profundo en la educación: Elizardo Pérez con Warisata (1931). Precisamente es ahí que las ideas del nacionalismo revolucionario salidas de las arenas del Chaco, intentaron con poco éxito, dentro de los cambios de la Revolución Nacional, crear una conciencia nacional homogénea, lo que fue criticado por indigenistas e indianistas, pues la nueva “bolivianidad” era insuficiente para sus reivindicaciones y acomodada a la burguesía mestiza, fue ahí que se crea la idea de “nuestros” indígenas.

    Ahora bien, años posteriores el panorama poco cambio hasta la llegada del llamado “Proceso de Cambio”. Si bien ya hacen 10 años de la Ley de Educación “Avelino Siñani – Elizardo Pérez”, por lo visto esta no ha logrado imponer su visión nacional, es acusada de ser más política y de ahondar aún más la diferencia, pues dicha Ley ataca la neutralidad y tiene una postura claramente revolucionaria.

    Sabemos que, es difícil hablar de la Colonización con una visión objetiva, cuando antes se celebraba el “Día de la raza” el 12 de octubre, ensalzando la hispanidad, cuando por el otro lado es visto como el peor de los azotes de la historia latinoamericana.

    Mientras tanto, mientras evitemos hablar con seriedad de estos temas, mientras nos empeñemos en levantar escudos históricos imaginarios, ya sea para creernos más “blancos” o más “indígenas”, seguiremos siendo “ellos” y “nuestros indígenas”. ¿Y “nosotros” qué?.

    Por: Amilcar Zenteno, Politólogo (Cochabamba).

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