Edgar Lizarazu Shiosaky, el artista que conquistó Asia y Europa con el pintado con vino, nació en Riberalta, Beni, en 1963. Desde muy chico descubrió que le apasionaba la pintura; sin embargo, siempre tuvo claro que no le gustaban los materiales tradicionales.
Hace 15 años, debido a su ascendencia japonesa, tuvo la oportunidad de viajar a ese país, donde empezó su carrera como artista.
“En dos años que hice mis obras con acrílico no vendí ni un solo cuadro, lo que me obligó a reinventarme y buscar materiales que no son usuales en el arte. Empecé a pintar con el té verde, café, whisky, ron, básicamente con todo lo que tenga una tinta o color, hasta que llegué al vino”, recordó el artista.
Muchas de sus pinturas retratan la figura femenina, cubriéndolas con tonalidades rojas, naranjas, violetas y púrpuras, que le permiten representar a cabalidad la belleza, delicadeza y sensualidad de una mujer.
Sus innovadores cuadros empezaron a causar furor en Japón, tanto así que su primera creación se vendió en 500.000 yenes, equivalentes a casi 4.000 dólares americanos. Además, al ser parte de las únicas ocho personas en el mundo que dominan esta técnica, fue invitado a varios eventos internacionales a mostrar su talento.