Nuestras memorias de van al mes de diciembre de 2019, exactamente a Wuhan, China, dónde se reportó el primer caso de un brote de neumonía de etiología desconocida, en pocos días éste país se convirtió en un epicentro del brote que no cedía ante tratamientos utilizados en la actualidad.
Durante el 18 al 29 de diciembre del 2019, se reportaron los primeros cinco casos, de los cuales cuatro de ellas fueron hospitalizados, por presentar síndrome de distrés respiratorio agudo, después de varios días de aplicación a diferentes tratamientos, fallece la primera persona que da inicio a lo que sería una pérdida mundial que estábamos por afrontar.
El 7 de enero, autoridades chinas anunciaron que habían identificado un nuevo tipo de coronavirus (Nuevo Coronavirus, 2019-nCoV). Simultáneamente, otros posibles patógenos fueron descartados, incluyendo el coronavirus del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS-CoV), el coronavirus del Síndrome Respiratorio del Medio Este (MERS-CoV), el virus del la influenza, el virus de la influenza aviar y el adenovirus.
A partir de este momento las autoridades a nivel mundial supieron que enfrentaban una nueva amenaza.
Bastantes agencias de noticias dieron cobertura a las largas semanas que afrontaba Wuhan, sin imaginar la posibilidad de que llegaría a tu propio hogar.
Para algunos, era algo lejano, casi imposible, propio de la ciencia ficción; para otros, la Covid-19 era un nombre que se estaba convirtiéndose en casi familiar.
El inicio de una preocupación para cada hogar. La negación de que podría llegar a nosotros explotó como una burbuja, con el primer reporte de caso en el Continente Americano, surgió el 19 de enero 2020 en el estado de Washington, en Estados Unidos.
Un paciente masculino de 35 años de edad, con una historia de tos y fiebre, acudió a un centro de salud solicitando atención médica. En sus antecedentes estaba en un viaje de visita familiar a Wuhan, China.
Por el lado de Europa, el 24 de enero se reporta el primer caso de COVID-19, exactamente en Bordeaux, Francia, una paciente que retornaba de un viaje a China.
Cada vez más cerca de Bolivia, pero aún así impensable que pasaría tan rápido. El 26 de febrero del 2020, el Ministerio de Salud de Brasil, reporta el primer caso de COVID-19 en Suramérica; un hombre de 61 años de São Paulo, presentó síntomas leves y fue sometido a cuarentena.
La inexplicable realidad que afrontaba los países de manera tan fugaz, el colapso de varios hospitales con tan buena capacidad que ofrecían, todo esto llegó de sorpresa a Bolivia. Paso tan rápido que nadie lo notó hasta el 10 de Marzo de 2020, que se reportó el primer caso de Coronavirus en el País.
“Se han presentado dos casos de coronavirus en nuestro país. Se trata de dos personas mujeres de 60 y 64 años cuyo historial de viaje reporta presencia en Italia”confirmaba Aníbal Cruz, quien ejercía como Ministro de Salud.
Sin duda, una noticia que fue el comienzo de muchas más que hasta el día de hoy, 10 de marzo no hallamos un final cercano.
El 16 de marzo el Gobierno transitorio de Jeanine Áñez tomaba una decisión, que se alargaría por de un casi 15 días a luego tres meses, la palabra “Cuarentena” se instalaba en el vocabulario de cada boliviano y boliviana, fue una medida para tratar de evitar la rápida propagación de la mortal enfermedad.
En cada uno de nosotros queda en el recuerdo de calles desiertas, farmacias colapsadas por la demanda de barbijos, alcohol y guantes, sin la circulación de vehículos, ni personas, así se quedó marcada en la historia de Bolivia.
Fue pasando los días hasta la primera ola, la que más golpeó al país. Según datos actuales del Ministerio de Salud, más de 144 mil personas contrajeron la enfermedad en esa primera etapa.
Además, hubo una alta tasa de letalidad (8.949 fallecidos), estos datos fueron la mayor razón para reconocer a un país precario en sus sistemas de salud.
El corazón de muchas familias se rompía con las salas de Terapia Intensiva, colapsadas por la imposibilidad de incorporar un familiar que necesitaba de la atención.
El trabajo de Municipios y sectores de cada zona era fundamental para tratar de contener la brutal epidemia y el propio ex ministro reconoce que no había ni un centro de referencia para detectar la enfermedad.
“No teníamos ni siquiera un laboratorio de referencia, teníamos que esperar cinco días y romper la cadena de contagios”, rememora Cruz.
El 11 de marzo de 2020, ante la rápida y progresiva expansión de la epidemia a nivel internacional, la Organización Mundial De la Salud (OMS) decretó el estado de pandemia.
El país logró tener su primer “respiro” el 1 de junio que, debido al descenso de casos, el entonces Gobierno transitorio decidió flexibilizar la cuarentena.
El transporte público volvió a circular y algunas oficinas volvieron a abrir, los restaurantes y viajes se repondrían paulatinamente y el país entraba a la llamada “nueva normalidad”.
En el medio de toda la situación, Bolivia vivió un proceso electoral y eligió a un nuevo Presidente, en octubre del 2020.
Luis Arce ganó las Elecciones Nacionales y tomaría las riendas del país con otro plan para encarar una segunda ola de la enfermedad: está vez sin cuarentenas rígidas y tratando de acrecentar las pruebas para detectar la mayor cantidad de casos posibles.
Jeyson Auza, actual ministro de Salud, destacó que en la primera ola se registró un total de 144 mil casos, en diferencia a la segunda ola en la que se reportaron 110 mil casos.“Hay que analizar de que esta segunda ola ahora ha tenido mayor ritmo de contagio, mucho mayor al de la primera ola”, señaló.
“Y esta diferencia es fundamental porque la letalidad ha sido mucho menor en esta segunda ola, tres veces menor, porque la tasa de letalidad en la primera ola era de 6,2 y la tasa de letalidad en esta segunda ola que estamos superando es de 2,6”, informó el Ministro.
Justamente hoy, se cumple un año después de que el coronavirus llegó al país, sin embargo, esta vez las personas albergan una esperanza de días mejores.
Y es que el país logró garantizar la adquisición de 15 millones de vacunas contra el Covid-19.
Persisten las dudas sobre el futuro comportamiento y evolución de la epidemia y si cabe esperar una nueva oleada de la enfermedad, puesto que se sigue observando hasta un 78% de sujetos asintomáticos o pre-sintomáticos que presentan un resultado positivo en la prueba de RT-PCR frente al SARS-CoV-2.
Sin duda, nuestra vida ha cambiado mucho desde el 10 de marzo de 2020, y las memorias registran todo lo que hemos vivido desde entonces. Hasta nuestra forma de vestir cambió, ahora el barbijo y alcohol en gel es parte de nuestro atuendo cotidiano, sobretodo la distancia social que nos cuesta.
Esperamos que dentro de 365 días de todos los momentos malos, en especial para Bolivia, sólo nos queden recuerdos del valor de la familia, al cual tuvimos que conocer y este año que transcurrió se quede en la memoria y cada vez más lejanos y valoremos aún más la vida que se nos otorgó.